jueves, 20 de noviembre de 2008

LA AMAPOLA


Una amapola lloraba,
en medio de los pinares;
porque ya pasó el Rocío,
y no la “Cogío” nadie;
“pa” ponerla en el sombrero,
de la Virgen del Rocío;
que grande es su desconsuelo,
que grande es su desvarío.

Ella se pasa los días,
siempre mirando al camino;
ella siempre presumía,
de su tallo largo y fino;
siempre guapa y altanera,
de un rojizo colorido;
esperando que unas manos,
la llevara hasta el Rocío.

Desafiando a los vientos,
resignada a su destino;
se está muriendo por dentro,
porque no ha visto el Rocío;
su sueño hubiera sido,
adornar junto al romero;
el palo del peregrino,
o la cinta de un sombrero.

Ya pasaron las carretas,
de vuelta los peregrinos;
la amapola se marchita,
entre llantos y suspiros;
su ilusión se volvió sombra,
se apagó su colorido;
ahora ya nada le importa,
pues no habrá ya mas Rocío.

Y no para de llorar,
la amapola entre los pinos;
que duro su resignar,
ella quiere ver el Rocío;
no se quiere marchitar.

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