Cuando la luz, se queda a oscuras,
y el suspiro que la enciende se apaga,
va dejando en el aire la espesura;
de voces rotas que se callan.
Y en la espesa tela del silencio,
el cuerpo de los minutos pasan,
dejando atrás, el zumbido del tiempo;
que martilleando mi alma desgarra.
Cuando mis pupilas, afiladas exploran,
la frialdad que a mi corazón asola,
en la esfera del tiempo se entorna;
el tic, tac, de las pesadas horas.
Y lentas, como mariposas inmaculadas,
que temen perderse entre las sombras,
cual sueño que en la noche se deshoja;
por temor a sentirse atrapadas.
¡Ay!, que negra flor es la noche,
que se marchita, cuando apunta el alba,
que con lucidez deja reproches;
y despierta la soledad de mi cama.
y el suspiro que la enciende se apaga,
va dejando en el aire la espesura;
de voces rotas que se callan.
Y en la espesa tela del silencio,
el cuerpo de los minutos pasan,
dejando atrás, el zumbido del tiempo;
que martilleando mi alma desgarra.
Cuando mis pupilas, afiladas exploran,
la frialdad que a mi corazón asola,
en la esfera del tiempo se entorna;
el tic, tac, de las pesadas horas.
Y lentas, como mariposas inmaculadas,
que temen perderse entre las sombras,
cual sueño que en la noche se deshoja;
por temor a sentirse atrapadas.
¡Ay!, que negra flor es la noche,
que se marchita, cuando apunta el alba,
que con lucidez deja reproches;
y despierta la soledad de mi cama.
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